Balsaje, un recorrido maravilloso a bordo de balsas de guaduas construidas por los nativos del lugar y enmarcado por los paisajes verdes de las orillas del río La Vieja.
Cuando uno tiene la suerte de estar en el Quindío. Allí, en medio de platanales, cafetales y heliconias de mil colores, cada segundo parece acortarse debido a lo mucho que se puede llegar a disfrutar.
La primera impresión en el camino la causa el verde. O mejor, los cientos de diferentes tonos de verdes que se mezclan con los rojos, rosados y violetas de las flores que se asoman a las orillas de las carreteras, tan estrechas que escasamente admiten dos carros en ambos sentidos; pero perfectamente pavimentadas.
El sábado 3 de Julio salimos de Armenia a Puerto Alejandría, para hacer balsaje en el río La Vieja. Son 30 minutos de viaje, viendo el hermoso paisaje. Nos esperan chalecos salvavidas en una balsa construida con 19 guaduas de nueve metros de largo, cuatro atravesadas (cada una de dos metros) y dos tubos de PVC a los lados para que flote más.
Cuesta creer que en ella caben 12 personas, como asegura Godines, un boga que corre de un lado a otro sobre las guaduas y nos lleva por el río con maestría, mientras nos cuenta historias del río y nos hace reír. Nos reparte deliciosos fiambres: plátano, arroz, yuca, pollo y “hogao”, preparados por la gente de la región y envueltos en hojas de plátano. También nos da instrucciones para entrar al agua y disfrutar los rápidos.
Dejarse llevar por el río es muy relajante, sobre todo por la vista de las montañas que rodean el río, el olor de la boñiga de las vacas que pastan en las orillas y la suave arena.
Casi sin darnos cuenta, las tres horas y media que nos tomamos en recorrer los 14 kilómetros se han esfumado. El tiempo paso demasiado rápido. En el Quindío entiende uno mejor eso de que el tiempo es relativo.
Gracias Patricia, Mama de Patricia, Monica, Maricel, Claudia, Hugo, Alejo, Mario por permitirme compartir con ustedes esta inolvidable aventura.
Un abrazo.